Tuve que ir por segunda vez en cuatro meses por tema de trabajo, y pasé cuatro días en la ciudad. Aunque estábamos en una zona turística, Fisherman´s Wharf, la ciudad es del tamaño de Bilbao, y se puede cruzar andando. Me gusta cuando la ciudad se puede cruzar caminando, en menos de un par de horas...
Eso sí, en Bilbao uno llega a las cuestas cuando llega a los barrios periféricos. Aquí hay colinas por todas partes. Estábamos mirando un mapa para volver al hotel, y estábamos en la calle que nos permitiría ir de la manera mas directa. El problema es que no sabíamos si ir cuesta arriba o cuesta abajo, comenzamos a ir cuesta abajo, ya que el hotel está al lado del mar, para quedar sorprendidos al descubrir que teníamos que ir cuesta arriba, y atravesar dos colinas mas, antes de llegar al hotel.
En todas partes comimos bien a precios razonables. Tuve la ocasión de probar el Café Irlandés en el establecimiento que afirma haberlo servido por primera vez en este país, hace mas de un siglo. La verdad es que hice un control de calidad, y lo probé tres, y cada vez estaba mejor...
El hotel tenia bombillas de bajo consumo, y en mi habitación, luces bombillas con 75 luces LED para alumbrar la cama. Así me gusta, preocupándose por el medio ambiente.
Fuimos en un yate a navegar, y aquí si que hay corrientes y mareas de verdad, como en el Cantábrico. Muchos barcos de vela. Todo verde y montañoso, como mi Vizcaya. Eso sí, muchos mas asiáticos que en la República de Miami...
Hacía mas frio de lo que me esperaba, pero es indudable que la ciudad, me gusta. Se la recomiendo, estimado lector.
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