lunes, 11 de octubre de 2010

A Chicago - El barco

Primero me plantee vender a Nerea, nuestro barco de vela, Catalina 30 MK II. Pero le he dedicado demasiadas horas de proyectos de mantenimiento y de mejora para venderlo sin mas. Pero tenemos tres niños, y deberíamos de comprar un barco mas grande. Y así estuve, mes y pico, pensando si venderlo o no. Al final, decidí llevarlo a Chicago.

La penúltima navegación que el barco tuvo en el Atlántico fue la primera semana de Septiembre. Estuvimos Mimi, los tres niños, y mi compañero Max. Un tipo estupendo, que vino de Alemania como parte de un programa de entrenamiento para futuros jefes. Muy inteligente, lógico, trabajador, y creativo. Una pena que se nos haya vuelto a Alemania a continuar con su trabajo. Será un placer volver a verle igual que lo fué trabajar juntos. Vino al barco con su madre, un amigo de su madre, y una amiga de él. Andoni disfrutó por última vez de una baño en la bahía de Vizcaya desde la popa del barco. Me ayudaron a bajar la vela de proa, su último viaje en el Atlántico, será a motor.

Finales de Agosto, Septiembre y Octubre van a ser de locura, con la mudanza, alquilando nuestro piso de South Beach, buscando uno en Chicago, comenzando en una nueva oficina, transportando el barco, etc... De hecho, hay tanto que hacer, que uno ni se plantea lo triste que puede ser el mudarse. Esa noche, sin embargo, cuando guardaba la vela, era consciente de que lo hacía por última vez en ese muelle. La próxima vez que la hice, será a 2,253 kilómetros de distancia. Es verdad que nos vamos a Chicago...

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