martes, 29 de junio de 2010

Cuaderno de viaje - Bilbao Moderno y Acogedor

Dejé de vivir en la villa fundada por Don Diego Lopez de Haro en Enero de 1996. Desde entonces, cada vez que he vuelto, me sorprende los avances que ha experimentado y las mejoras que saltan a la vista.

Ya existía el metro moderno y limpio que tenemos, y que naturalmente no hace mas que expanderse. Ya estaba el Guggenhein, pero era lo único que había en esa zona de la ribera. Se añadieron con los años hoteles, el palacio de congresos, los paseos, los puentes, las zonas verdes limítrofes...

Cuando me ofrecí a buscar a los padres de Mimi al aeropuerto de Bilbao y llevarles a su hotel cerca del Guggen hace tres años, no me esperaba perderme por la ciudad donde me saqué el carnet de conducir. Y es que la mitad de las calles son ahora peatonales, y la otra mitad, han cambiado la dirección del tráfico. Evidentemente, estaba mas perdido que un pulpo en un garaje. Sin embargo, paseando por Bilbao con las mellizas, Andoni y Mimi hace unos días, la perspectiva es completamente distinta. El peatón ha aniquilado al coche en la batalla por el asfalto en del botxo. Y no pasa nada, porque uno tiene transporte público de primera clase; metro, tren de cercanías, autobuses, y hasta tranvia. La ciudad es lo bastante pequeña para además, poder caminar a todas partes si uno vive en un sitio céntrico y tiene tiempo para hacerlo.

Teniendo un niño de tres años, los parques infantiles toman de repente una importancia insospechada. Antes, solo había un parque cerca de mi casa, el de Indautxu, que no tenía nada infantil. En un radio de cinco manzanas de mi casa hay ahora tres parques para Andoni.

Han terminado por fín la remodelación de la Alhondiga, el clásico edificio de Ricardo Bastida que antaño fue la bodega de Bilbao y que ocupa toda una manzana. Es ahora un centro de ocio y cultura, enmarcado en un moderno interior diseñado por Phillipe Starck. Tiene, como no, cafetería, un buen restaurante que probamos en esta visita, y un restaurante de lujo que visitaremos en nuestro próximo viaje. A una manzana de mi casa. Mi retoño todavía está fascinado por el edificio, que llama el castillo de la Alhondiga. Una de las columnas internas estaba decorada por una pata de dragón inmensa, y le encantó. Eso, y que la piscina está en el último piso, pero se ve desde la entrada porque el suelo es transparente, y decía que podía ver el culo de la gente bañándose (con bañador, pero eso parecía no importarle).

Tengo todavía que ver una nueva plaza, o un nuevo edificio que no me guste como lo han diseñado. Bueno, con una excepción, la torre de Iberdrola, pero según va subiendo pisos, me voy acostumbrando a verla...

El parque de los patos, también diseñado por Bastida, queda a 5 minutos andando, y además de ser inmenso, tiene también parque infantil, y como no, columpios, y un castillo para que jueguen los chavales.

Fuimos el último día en el funicular al monte Artxanda, donde el parque tiene una zona infantil rodeada de setos, y con arena de playa en el suelo. Andoni salió hecho una croqueta, pero entre ir en "tren" (funicular), las vistas de Bilbao desde Artxanda, y jugar en la area, quedó tan encantado como nosotros.

Aproveché la estancia para tomar mi sacrosanto pastelito de arroz todas las mañanas, leer El Correo, que está disponible en el kindle, y comer muy bien, pero bueno, de eso, ya hablaré otro día, que se me va la mano cuando hablo de Bilbao...

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