viernes, 18 de junio de 2010

Cuaderno de viaje - Madrid

El mejor servicio que me ha ofrecido una aerolínea estadounidense viajando en turismo, ha sido cuando más lo necesitamos. Viajar con dos bebés de dos meses y el retoño, es complicado. Terminas con los brazos de cargar con un bebé 9 horas...

Es curioso cuando uno llega a España las pequeñas diferencias, buenas y malas. Cuando tras desembarcar, tenemos que subir a la zona aduanera, se llena el ascensor como si fuera el último en existencia y la supervivencia de uno dependiera de ello.

En aduanas, en los EEUU tienes a un individuo con guantes de plástico azules que examina tu documentación en detalle, compara nombres entre documentos, comprueba que la foto es la tuya, y te pregunta donde vives, a que te dedicas, otras preguntas para ver si eres un terrorista tan estúpido como les gustaría. Luego, aunque soy residente en los EEUU, me toman cada vez las huellas digitales y una foto más.

En Barajas no había cola en aduanas, brevemente ojearon los pasaportes, hicieron un comentario gracioso sobre las gemelas, y una de las guardias Civiles se puso a hacer carantoñas a una niña, y un "bienvenidos a casa".

En Miami no puedo ir a casa en transporte público. Bueno, poder puedo, pero tardaría unas dos horas, o 15 minutos en coche. En Madrid puedo ir a casa en taxi o en metro, o en coche, aunque aparcar no siempre es fácil en Rios Rosas.

En fin, llegar a casa llegamos, agotados, siesta, y a trabajar, que al día siguiente tenía una sesión de trabajo remota con un cliente en Sao Paulo. Madre mía, esto parece que paso hace un mes, y no dos semanas...

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