domingo, 27 de junio de 2010

Cuaderno de viaje - Bruselas Negociante

Es curioso que no hubiera ido antes a la ciudad europea por derecho propio. Me ha sorprendido gratamente. El aeropuerto no es muy cómodo, y las carreteras están mejor en España y peor en los EEUU. La comida por otro lado ha sido buena, aunque cara (lo lamento por mi empresa, dado que paga). La gente me ha parecido muy agradable, civilizada, y poco molesta por el hecho que dado que no hablo ni francés ni flamenco, teniendo que dirigirme a todos directamente en inglés. La arquitectura, me recuerda un poco a Bilbao, aunque menos moderna.


Sorprende la cantidad de oficinas de empresas internacionales cerca del aeropuerto. Desde mi hotel, podía ver Cisco, Deloitte, HP, Canon, Xerox, y un largo etc… Por otro lado, tiene algo de sentido. Bruselas está convenientemente situada a una hora y poco en tren desde París, y en avión, a menos de una hora de Londres y de Berlín, o a dos horas desde Madrid. Muchas empresas tienen sus operaciones europeas allí.


Lamento no haber tenido ocasión de visitar los museos de pintura. Durante la carrera universitaria, hice un estudio independiente con una eminencia en arte flamenco renacentista, y hubiera sido una delicia poder apreciar en vivo, las obras que tanto estudié y admiré en papel. Al menos me desquité cuando estuve atrapado en París una semana por problemas con mi visa, pero esa, es una historia para otro día...


Con el intenso ritmo de trabajo no ha sido posible ver arte. En reuniones o entrenamiento de 8 a.m. a 6 p.m., y conferencias telefónicas con clientes a las 11 de la noche, o a la 1 de la mañana. El lunes y el martes nos reunimos los consultores de los tres continentes por primera vez para acordar una estrategia común en ciertas áreas, e identificar mejoras en nuestra colaboración durante los proyectos globales. Coincidió que conseguí vender mi primer proyecto de consultaría el día que lo presenté. El martes me invitó a cenar el grupo de consultaría europeo, y me estuvieron tanteando para ver si estaría interesado trabajar para ellos cuando me mude a Europa. Lo mismo me planteó el departamento comercial al día siguiente, cuando me invitaron a cenar. Parece que de momento, si sigo trabajando duro, seguiré cobrando en dólares hasta dentro de 36 meses, cuando comience a hacerlo en euros…desde luego merece la pena intentarlo.


Dejo la ciudad con buen sabor de boca, con muchas ganas de ver a la familia, y ansioso de ir a Bilbo mañana. Allí tendré la ocasión de salir a cenar con mis amigos. Es gracioso la pasión gastronómica de la cuadrilla, que nos costaron decenas de e-mails decidirnos en que restaurante cenar...

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