jueves, 18 de marzo de 2010

Viaje en el Tiempo

Organizando nuestro cuarto encontré un cuaderno en el que escribía poemas y prosa poética cuando todavía iba al instituto. Cuando lo leí, me llamó la atención la pasión con la que escribía, y me recordó la época de mi vida en la que por vez primera, saboreé el amargo trago del exilio.

Entre lods dieciséis y dicinueve años me lo pasé muy bien, pero no estudié mucho. Pasé año y medio interno en Veguellina de Órbigo, León, y otro año y medio en el Instituto Ataulfo Argenta, en Castro-Urdiales, Cantabria. Fue cuando por primera vez experimenté vivir mes tras mes, año tras año, fuera de Bilbao. Honestamente, no me gustó la experiencia. La literatura se convirtió en una avenida de mi escapismo, sobre todo en Veguellina, donde el contraste con mis nuevos compañeros de colegio y de instituto era mas evidente.

He decidido compatir un el futuro un par de creaciones con ustedes, estimados lectores, porque aprendiendo sobre el pasado, uno siempre está mas preparado para el futuro...
Una de las cosas que mas eché de menos en León fue el mar:

"La luna, huye del firmamento dejando al sol, lágrimas de amor en el rocio, en la arena, adormecida por la luz de las estrellas y despertada por la pleamar. Las olas, en un gorgoteo rítmico, pequeñas e indefensas de lejos, grandes y temibles de cerca, atraviesan la neblina, surgiendo del insondable abismo negro.
Como un castigo eterno, la noche llora de amor y dolor, al ser desgarrada por los rayos del amanecer. El manto blanco y blando, pero impenetrable, se eleva de por entre las rocas, testigos de su propia destrucción. El agua, la esencia material mas maleable de la tierra, va arrancando el corazón a la misma, descansando en la orilla cristalina, dulce como una fémina.
La bahía, se llena poco a poco de sonidos de aves, que, insensibles al instante, vuelan sin tiempo, como los poetas, sin miedo al pensamiento, se dejan llevar libres, jugando con el viento eterno.
Y, mientras tanto... la gran bola de fuego...
se va elevando... poco a poco...
buscando... el firmamento..."
Veguellina de Órbigo, Octubre, 1990.

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