jueves, 10 de diciembre de 2009

Aterrizajes forzados: Beneficios si sobrevives

Cuando era pequeño, Iberia nos regaló billetes de avión para volar desde New York a Londres. ¿El motivo? Durante un viaje por los EEUU organizado por dicha compañía, tuvimos una serie de incidentes un tanto exasperantes. Por ejemplo, un motor del avión se averió antes de aterrizar en LAX, y tuvimos que hacer un aterrizaje forzado. Era el segundo del viaje, el primero fue en una pista de aterrizaje llena de nieve en una base del ejército canadiense. Resulta que al iniciar el descenso a JFK, los pilotos comprobaron que el tren de aterrizaje no salía. Y claro, yo disfruté viendo montañas de nieve volando por encima del ala mientras la panza del avión daba con la pista de aterrizaje y el avión comenzaba una sesión libre de patinaje sobre hielo. A mí me encantó porque me regalaron un avión hinchable en ambas ocasiones, aunque bendita la gracias que me hizo salir en pantalones cortos y camiseta a una pista de nieve en Canadá en verano…
En fin, Iberia tras las quejas de una avión repleto de Españoles cabreados, decidieron compensarnos fletando el Concord. Los cubiertos seguían siendo de metal, los platos de porcelana, y las copas de cristal. Pero la atención de las azafatas era mejor, había champan (que no probé), un kit de viaje para pasajero, etc.… Lo principal era que el viaje fue corto, tanto, que no me puede terminar mi especial de “súper humor” de Mortadelo y Filemón.
Y mira cómo andan ahora las cosas ahora. Volar es muy similar a viajar en autobús. Con American Airlines tienes que pagar hasta por tomar algo de beber. Cubiertos de plásticos, y si tienes suerte, en 9 horas de vuelo, te ponen dos películas. Cuando viajo en autobús en España, prácticamente, es una película detrás de otra. Cuando el de adelante reclina el asiento del avión, tienes el espacio del autobús, pero con MUCHO mas ruido, y ánimo, intenta dormir un ratito.
Pero por otro lado, hay incentivos para aliviar el agravio. En American, por ejemplo, soy Gold, y me dan preferencia sobre los que no lo son (que parecen ser pocos). Sin embargo, tengo por delante la gente que es Platinum (muchos), y Executive Platinum (siguen siendo muchos). Cuando volé a Brasil hace una semana, había una plaza en primera y 20 personas luchando por ellas, yo era el único Gold, y los demás, Executive Platinum.
A finales de año habré volado mas de 50,000 millas desde Enero, y los reyes me regalarán ser Platimum en el 2010. Tendré mas posibilidades de conseguir un asiento en el vuelo previo al mío y pasar mas tiempo con mi mujer y mi hijo. Aumentará la posibilidad de poder ir en clase de negocios o en primera, sin pagar la diferencia con la clase turista, haciendo el vuelo significativamente mas grato. Y finalmente, ser socio del Admiral´s Club no me sirve de nada en Madrid, porque es club de negocios es de Iberia, a no ser que seas Platinum con Ibera. Son innegables las ventajas de poder estar en un sitio tranquilo del aeropuerto, donde puedes tomar algo, utilizar la red de internet gratuitamente, y trabajar sin que te molesten. Así que bueno, claramente, volar no es lo que era, pero si a uno le toca hacerlo un mínimo de 50,000 millas al año, a veces, tiene sus incentivos el usar la misma aerolínea… y si hay aterrizaje forzoso, le puedo dar el avión hinchable a mi hijo…

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