jueves, 10 de diciembre de 2009

El faro y el coral

El faro isleño alumbraba cariñosamente el coral que tanto amaba. El coral xenia se extendía sobre las rocas que rodeaban el faro. Con la marea alta, anhelaba esos besos de luz intermitentes y furtivos. Las tormentas no se hacián notar, en el mundo azul del faro y el coral.
Un día, una galerna se transformó en tormenta tropical, y luego en huracán. Todo se oscureció y enmudeció durante minutos, horas, días, noches. El faro isleño perdió su coral, y de tanto llorar, renunció a alumbrar el mundo gris.
Un día, al faro isleño le sorprendió el sonido del romper de la mar. Encendió su luz y descubrió un nuevo coral. El coral del árbol de Kenia crecía muy rápido.
Un huracán no golpea dos veces el mismo lugar. Las tormentas no se hacen notar, en el mundo verde del faro y el coral.
Firmado, el general.

No hay comentarios: