domingo, 14 de febrero de 2010

Esposados a cuatro ruedas

Nadie escapa de su dominio por estos lares. Para ir a laborar, para hacer la compra, para ir a por pan o leche, tu vivienda dicta tu nivel de esclavitud.

En este país esperan que conduzcamos. Es normal que ir en coche a comprar unas botellas de vino para una fiesta.

Menos mal que donde vivo, puedo cruzar la calle para comprar el desayuno o ingredientes básicos para la cena. En 10 minutos camino al museo de árte o a la zona de bares. En 20 minutos puedo llegar al cine. No nos engañemos. Es un lujo. La mayoría de la gente tiene que ir en coche a todos estos sitios.

Esta semana comencé la revolución en mi oficina. Las cafeterías de los edificios de oficina de mi empresa son abominables. He encontrado un restaurante que está a 10 minutos andando. He llevado ya a Juanito el Caminante y a Eroica. Y es que como bien decía Machado:

"Caminante, no hay camino, se hace camino al andar..."

Hagamos camino.

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