viernes, 19 de febrero de 2010

Lejos de mi tierra y en momentos efímeros tan cerca...



El miércoles fuí al Txoko Alai - Euskal Etxea of Miami. Fuí socio del txoko hasta que comprobé que mi ritmo de trabajo no me permitía de disfrutar de las cenas gastronómicas sin detrimento a mi relación familiar.

Ahora soy solo socio del Euskal Etxea, o Casa Vasca. El añó pasado tuvimos clases de Euskera, y este año también, comenzaron hace dos semanas. El local es como cualquier txoko de Bilbao, con su comedor, su barra de bar, la cocina de restaurante, y los baños. La diferencia es que este no está en un bajo de la calle Pozas, si no en un pequeño centro comercial de Miami, adjacente al frontón de Jai-Alai, y que tiene una sala de reuniones para eventos culturales.

En la clase del viernes estaba Txomin, de Cortazar, un pueblo cercano Gernika, con su hijo miamense de 37 años. Txomin hablaba vizcaino en su tierra natal, pero lo tiene algo olvidado. Su hijo Unai lo está aprendiendo.

Xavi, nació en Lekitio, pero pasó 30 años viviendo en Venezuela. El también habla vizcaino, pero su hijo Iker, de 14 años, no sabe ni español. Nuestro profesor nació en Caracas pero vivió en Donosti desde los dos años. Y bueno, nos faltó un vasco-frances que suele venir a las clases, y alguno mas.

Cuando terminamos la clase nos pusimos a hablar de las fiestas de Gernika, Laia, Laga, Elantxobe, degustanto unos deliciosos callos, con salsa vizcaina oiga, y sus pimientos choriceros, claro está. Luevo vino la ensalada de bacalao, con generosas porciones de esparragos, claro está. Todo regado de un buen caldo riojano para ayudar con la digestión.


Y es que a veces, uno viva en el mar que viva, puede hacer su isla donde quiere, y sentirse como en casa...

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